miércoles, 25 de mayo de 2016

AIRES DE MI ALDEA, dedicado a Casas Ibáñez, desde el año 1987 al 2000.


En esta entrada del blog incluyo todo aquello que tiene como centro de atención al pueblo de Casas Ibáñez,  sus gentes y el fin de siglo XX.



TRES POESÍAS DEDICADAS A  MI PUEBLO   Enero 1989  

1.-UN ALTO EN EL CAMINO

 Como una cuña
entre dos aguas
alzas tu ceja calva
queriéndote asomar al mar.

Aquijón de la llanura
que pincha en el horizonte
y se arrastra al vacío
entre cárcava, rastrojo, mata,
piedra, ribazo y cal.
Mis raíces duermen aquí
en esta tierra gris latente
entre un claro marrón
cama de savia viva,
intermitente.

Ya no oígo,
 de la cadena
atada al carro y la galera
su cansino cantar;
ni se escurren los cascos
del torpe  mulo en el asfalto.
No hay cuidado ya,
de aplastar de vientre
en las aceras;

ni las mujeres discuten
por barrer la moñiguera.
Sangre, sudor y vertedera
de peinados surcos
me marean al pasar,
tan rápido;
 el tiempo;
tan fugaz.

2.-SÓLO A VECES

Pueblo, por joven
 tienes  todo y casi nada,
pequeña historia,  hidalguía.
Asentamientos nómadas,
sólo rumores; tus gentes;
 enhebran al mediodía.

3.-FUTURO

Cuna , pueblo,
eres ya lo que serás,
una astilla,
una pequeña ciudad,
con madera,
de sociedad.

Monotonía

La vida en los pueblos y las manifestaciones que realizan allí los hombres, se parece en cierta manera a las teleseries folletinescas, a las telenovelas o radionovelas en cuanto a que, aunque te hayas perdido algunos capítulos, les vuelves a coger el hilo rápidamente; ya que en cualquier momento de la vida durante un año cualquiera, puedes volver tras varios meses de ausencia y comprobar que han cambiado poco las cosas, los pensamientos  no evolucionan, las actividades, son siempre dentro de la misma línea, la partida, el café, el trabajo y la cerveza de la tarde, el todopoderoso fútbol y programas deportivos y concursos. Algo parecido ocurre en las capitales de provincia, en el ámbito de determinados barrios y esferas sociales. En general los aspectos que dominan son: la rutina, la cultura totalmente sectorizada a las mismas personas y a unas determinadas facetas, la cerrazón de ideas remotas, el cotilleo y como final el egoísmo e individualismo, con la consiguiente falta de autonomía y libertad para las personas a las que afecta.
                                                                                                                    18 de  agosto de 1989


Sobre el matrimonio en las zonas rurales

Nos precipitamos hacia el matrimonio desde que nos vamos apartando de un grupo de amigos, para juntarnos con alguien con  quien estamos a gusto. Esa pandilla se va deteriorando cada vez más, hasta que termina por desaparecer como tal. Se forman nuevos grupos, a base de parejas de tendencias afines, pero  es imposible volver a reunir el grupo original, porque cada uno barre para su lado, ya no estás solo para pensar y debes contar con la opinión de tu compañero o compañera.
Los solteros, reducto de amigos de levantamiento de vidrio en barra fija, quedan para vestir santos, cada vez más solitarios y tercos, formando un grupo de restos del grupo anterior, e incluso de residuos de otros grupos. Todo ello no propicia la práctica de las inquietudes comunes, obligándose a buscar mujeres desesperadamente. La soltería, no es mala, siempre que consigas tener una vida social aceptable y otros compañeros, amigos o amigas para compartirla. Es muy triste salir a la calle, o al bar a tomar algo y no tener a nadie de tu agrado para compartirlo.

UNA CELEBRACIÓN MÁS

Mamoneo conceptual
de individuos sin rival.
Actividad fantaseada
satisfecha entre  las sayas.
Cultura indiscreta,
 taparuja de riqueza.
Programas de fiestas 
para echarse la siesta.
De atracciones, casetas…
la cañada está desierta;
Ni siquiera en los bancos
cascan las alcahuetas.
Y… los niños
dónde estarán…
viendo la tele,
seguro, no saldrán.
Jóvenes, padres, abuelos
acudid a vuestra fiesta,
forjémosla entre todos,
 como la costumbre manifiesta.



LA FERIA - 1989

Hacía ya tiempo que deseaba verte, solo verte, verte llegar… Hoy se  consumó mi anhelo, te vi rodeada de confeti y de alegría. Quisiera vivirte profundamente  y sin descanso desde esta primera fiesta española de toros y castañuelas; de tragedia y pandereta. Olvidarme del trabajo y del dinero, y descansar mis resacas hasta el atardecer, para de nuevo nacer en este espiral  vicioso del jolgorio y el goce festivo día a día. Y tan pronto… todo acabó y las últimas casetas recogen sus tablas y apagan luces para seguir su rutinario caminar sembrando el júbilo por donde quiera que pasan.
Todo acabó, sí. Y vuelven las noches de perro suelto y helado, aullando como un lobo en un sombrío anochecer.
Un "pesado grillo", me dijo con su último canto que el verano se fue a otro sitio.

FIN DE AGOSTO 1989

Aparece septiembre con una ventosa mañana gris, augurando la vuelta al retorno rutinario, que ofrece este municipio a caballo entre ciudad pequeñita y buen pueblo. De nuevo se va haciendo de día y la mayoría de las calles están por estrenar. Las viejas y no tan viejas siguen su costumbre de madrugar y deambular ligeras por la calle para recoger el pan, después de barrer y regar la calle, y los cuatro aventureros del campo van a tomar su desayuno de carajillo  copa y copa carajillo antes de que apriete el sol.
Finalizan estas fiestas, como todas, con una traca barata y un baile que suena hueco, que no se llena nunca, ni se termina de vaciar del todo; como si se quisieran saborear hasta las últimas migajas de un sabroso bocadillo de caballa. Todo ello marca el indicio principal que va a estar en boga aquí, y hasta el próximo periodo festivo o vacacional, o sea el estar a medio gas y casi sin gas. Ya se ha perdido en el infinito el eterno barullo de  los niños, y las conversaciones pausadas después de cenar, en cualquier banco o esquina que trae el verano. Las calles, vacías, ¿Dónde vas? A mi casa…



ANCIANAS DE LUTO  (Sept. 90)  

Como silvestres amapolas ondean
los atavíos de ababol negro
que la brisa de su afanoso
 y lento andar…
dota al ambiente
de vetustas perennes
en pueblos y mercados
al balancearse
sobre sus arqueadas piernas
de estaca carcomida y seca
clavadas en alpargatas de cáñamo
color caña cana
y violeta.

DESDE MI CAMA  (Nov. 90)

Desde mi cama…
oía el cerdo gruñir
antes de entregar su vida,
veía el canto del gallo
entre la fría niebla,
notaba cómo los árboles
se quejaban
del seco eco
helado corte del hacha,
 y el sonar del burro,
rebuzno infinito
desde su cuadra de paja.
Pendulaba el mismo chirrío,
ruedas de carro,
duras llantas,
temblor de suelo, al pasar…
la mula  o el caballo resoplar,
y la voz del rudo arriero,
desde mi cama...





QUEJAS   1994

Me quejo de un turrón que
sin estar caducado, sabe rancio;
de unas palomitas embolsadas
que huelen a humedad;
de una sala de cine en el que se comen
frutos secos, papas, cortezas y
hasta bocadillos;
de un padre de familia
que en medio de un acto
se planta estorbando
 para filmar en video a su prole;
de una cuadrilla de jóvenes
que alocados por la diversión,
no respetan una norma ni en los toros;
de un capullo
que tras haber salido de la verbena en el descanso
no me permite volver a entrar;
de un grupo de vividores
que me ha robado las mazorcas;
de una hamburguesa podrida;
de un pollo con sabor a higadillo;
de un chocolate que me produjo diarrea;
de un helado con escarcha
que me hizo rascarme la habas;
de un cortado con gusto a carajillo;
de unos caracolillos que parecen de goma.


Virgen de la Cabeza      Abril de 1994

En la lejanía, los luceros bailan intermitentes,
se acerca la Virgen con su lento vaivén,
desde su morada, camino del pueblo.
aguardan pacientes tus hijos de amor fervientes.

Buscando su calor de madre que ampara y sufre,
la muchedumbre hormiguea a tu paso por las calles, 
mientras adorna la música tu andar dulce.

La banda suena lenta, fina en el corazón,
silencio, rumores, miradas, paradas de rigor,
desacompasando  con suma argucia, llena de emoción.

Asoma la torre entre el anochecer del abril fresco,
campanas que anuncian tu bienvenida,
culminando con tu entrada triunfal en el templo,
entre himnos, aplausos, lágrimas y vivas.

ANTONOMASIAS


     Llegó la ansiada feria, ya vino la temida feria; preludio del otoño tras los cristales de una ventana vieja; explosión de gozo y alegría que transcurre en un semana como en un soplo, poco a poco, pero sin esperar a nadie. Para unos tan larga; los jóvenes estiran de la hebra; para los demás demasiado breve; y los mayores recordando otros tiempos mejores. Un programa cargado de emociones y de un “sin parar” que a la hora de la verdad, la mitad es banalidad  y rutina,  y a veces un título de concurso o competición tras la que no hay nada ni nadie.
     Tras la feria queda en septiembre y octubre la traída y llevada vendimia, la uva, el grado, un sinfín de sinfines anécdotas y cotilleos, neumáticos pinchados, botijos que pierden el asa y un niño que pierde el sarmiento del pitorro.
    En los bares del lugar no se habla de otra cosa; camiones de La Rioja, Galicia, pesa-mostos trucados y básculas atascadas. Pero todo transcurre entre ese trasiego de raspajo y mosto con los pies llenos de barro en amaneceres de niebla donde permanece la rebusca escondida tras las pámpanas a la que espera una prensa sedienta de caldo y ávida de  azúcar.

                                                                                                             Septiembre, 1997

31 de Diciembre de 1999

El penúltimo verano del siglo (aunque todos creíamos que era el último) no fue tan apoteósico como se esperaba. Aunque, sí es verdad, que a hurtadillas se dieron cita todos aquellos que renegaron de su origen y volvieron a sus viejos lugares de encuentro, a sus rincones preferidos para no encontrar nada sino un halo de apatía. Buscaban todo aquello que dejaron a medio y lo esperaban encontrar terminado o al menos evolucionado a su gusto, pero no había nada más que el transcurrir del tiempo: si acaso algún sonido o cualquier aroma  húmedo insalubre vagando por la cañada.
Todo parecía recobrar vida junto a los que artificialmente lo crearon, pero sólo fue un  paseo esquivo y de un toque de soberbia. Nadie se atrevía a pensar que aquel fruto irreconocible, era el que años antes sembraron con toda la ilusión adolescente puesta en juego.
Fin de año, siglo y milenio, tan debatido, da igual. Todos querían estar allí para celebrarlo, y todos iban a faltar, envueltos en su  egoísmo. Sería una fiesta de bobos sanos, sin disculpas y de hipócritas en su mundo de cristal.





Verano del 00

Cuando vemos al hijo maduro de la casa, que retorna para unos días y desempolva la bicicleta gloriosa que ha quedado obsoleta con las rápidas modas y se acomoda en la postura antideportiva  como antaño y se cruza con chiquillos que ostentan una  bici nueva conduciendo con una sola rueda y sin manos, atropellando viejas y saltando de acera  en acera, decimos  esto no es lo que era.
En el pueblo nos encontramos como en casa, alrededor de la mesa camilla y la tele en blanco y negro, y volvemos al origen del que un día partimos al futuro.
Allí donde no nos conocen, no saben de cocinillas, ni orzas, ni sarmenteras, ni cámaras llenas de trastos viejos y aperos.
Nos revolcamos entre las telas de araña que dejamos crecer en nuestra huída, descargamos el estrés en una espuerta, y volvemos rápidamente al futuro que nos tiene enganchados a una vida sin sentido.


EL AÑO DE LA FANFARRIA

FECHAS SEÑALADAS
Hay en el calendario anual de Casas Ibáñez una serie de fechas que son señaladas y es cuando realmente merece la pena salir, o hay que salir a tomar algo o asistir al evento  de que se trate. Los hijos del pueblo acuden en estos días desde las ciudades donde viven para participar.

Navidad y Feliz Año Nuevo:
¡Feliz Navidad! Y el aguinaldo a toque de botella de anís y pandereta. El zoreo, noche salvaje. Todos somos buenos. Frío seco y temblor de piernas - ¡Feliz año nuevo! Dicen. - ¡Feliz año!  - ¡Feliz año!
-¡Gracias, igualmente! No te conozco, pero no te lo niego. Momento de hacer las paces y olvidar recelos.
 Empezando por el principio del año, las fechas navideñas  con la Noche de Reyes o  el ya clásico Baile de los Estudiantes, que de estudiantes tenían últimamente poco, además ahora lo protagonizan los quintos, bueno los quintos y las quintas, que tampoco tienen que hacer la mili.

San Antón
Pan bendito al son de pito y tamboril  lleva la burra y cuatro fieles. Y un gorrino de calle en calle, de puerta en puerta, pidiendo un mendrugo de pan.
La fiesta de San Anton tiene gran raigambre en esta localidad cuando un grupo de fieles sale con el carrro y la burra repartiendo pan bendito al son de la caja y el saxofón. Y por supuesto la misa donde se bendicen a los animales y mascotas.


San Blas   Serradiel
Cacaos pelaos, olivas, huevos cocidos, altramuces en morquera  y cortezas en el garaje de Blas. Cuerva que no falte, ni devoción a la galleta bendita que deja en paro al otorrino.
Un buen tronco en la hoguera nocturna y patatas asadas de gorra para los mirones.
Posteriormente viene la fiesta de San Blas, en Serradiel, un día de reencuentro con la aldea, la hoguera, las patatas asadas, el santo  en la ermita. La misa del domingo y el reparto de galletas bendecidas  que te sanan la garganta, para acabar con la merienda de  todos los niños y jóvenes  en el Cerrro de los Cuchillos,  a la  que últimamente  se han añadido los componentes de la carrera de motocross de la Ruta del Palidud.

Carnaval y Miércoles de Ceniza, Entierro de La Sardina
¡Mascarota, culo de bellota!  ¿A que no me conoces?  Pues yo a ti sí.
El carnaval, fiesta importantísima en el calendario local, los matrimonios maduros son los que más disfrutan, es noche salen todos de fiesta, se disfrazan los que  quieren y pueden, pero el que no sale esa noche después le pesa, pues se está hablando de ese día una semana después y no tiene posibilidades de participar en las conversaciones recordatorias.


Semana Santa
Como brotes de olivo colgados del balcón hasta que se deshojen.
¡Tengamos una Semana Santa digna de nuestro pueblo! Decía aquella activa instructora, y claro que la hubo, pero era digna, pero no de este pueblo, por eso duró tan poco. Capuchinos, tambores, la jet set disfrazada de nuevo, al son de tiempos modernos. Donde se ponga la Procesión del Encuentro y la Aurorilla acompañada de los  ásperos cánticos de la  calle La Amargura, y por supuesto el chocolate caliente.
La Semana Santa, fecha señalada por antonomasia, especialmente la misa del jueves santo por la tarde y la procesión del encuentro el viernes santo de madrugada. La gente va en cuadrilla a tomar chocolate, al  acabar el abrazo de los santos.

Virgen de la Cabeza
La que más altares tiene y no hay ningún ibañés que en su pecho no la lleve. Eso sí, que el parque quede limpio.
La Virgen de la Cabeza, fecha cumbre de las celebraciones del pueblo de Casas Ibáñez, con la romería del último domingo de abril, y la procesión de la traída desde la ermita con la entrada triunfal en la iglesia por la noche a las  diez en punto. Al día siguiente la ofrenda de flores en la plaza del pueblo.
Canto de los Mayos
Como todos los años, estamos aquí para cantarle los mayos a la Virgen de la Cabeza.

San Isidro Labrador
A la rica torta de sardinas, el que quiera comer que se acerque a la ermita.
Los cestos retornan llenos del dichoso manjar para almorzar, que hoy día de fiesta viene mi marido de trabajar.
Buena gente lleva el santo. Lo llevaban a mal traer y con el paso cambiado, después del pedrisco del día anterior.

Día de Castilla La Mancha
Discursos solemnes y homenajes a gentes de nuestro pueblo. Cada vez en un sitio, así no se hace la fiesta. ¿Por qué no en todos los lugares a la vez?

Festival Ardacho
Una cuadrilla  de artistas que quieren hacer una fiesta memorable al estilo medieval.

Día de Santiago en  Julio y  la Virgen de Agosto
Entre Santiago y Santa Ana enveran las uvas y para la Virgen de Agosto ya están maduras.

Feria y Fiestas    San Agustín
Todos juntos, la cañada, hoy más que nunca, lugar de encuentro y despellejo. Boom de adopciones, carritos de bebé, inseminación artificial, chinos, sudamericanos, marroquíes y rusos de la antigua Rusia; renovación de especies, amalgama y variedad de rasgos. Así la vi.
Concurso de pintura al natural. Mañana de paseantes a pie, en bici o ciclomotor , husmeando los frescos atriles. Los patrocinadores de premios y jurado merodeando  entre  alimañas, buscando el preciado oro, presumiendo y sin ir de incógnito.
Patatas al montón. Gente que va sin almorzar a pegar la gorra. Y después la fiesta acaba en el barro. Comienza la tradición de la fiesta del barro.
La banda de música. Ardua tarea  la de ensayar día tras día  piezas heróicas del cine internacional para ser reconocidas por melómanos y esfumarse la música en cuestión de minutos, de una actuación  frecuentada y aplaudida al extremo por familiares, aficionados y  pocos forasteros.
Después hay que apresurarse a tocar los pasodobles y pasacalles de despertá con resaca,  de toros y procesiones.
Al día siguiente el viento se lleva los recortes de entradas del baile, la ventisca recoge en los rincones todos los restos etéreos de las fiestas y un perro solitario husmea el lugar donde estaba el puesto donde asaban los pollos.

La almendra
En las mañana de la feria, a coger almendra, que luego se junta con la vendimia. No hay que perder la marcha. Y cada vez peor. Se heló y encima el año que tienes mucha, no te la pagan como se debe.

Feria de Albacete
Eso no falta, aunque llueva, por lo menos un fin de semana.

El Cristo
Ya huele a hierba santa y albahaca, y suenan los cohetes del primo Miguel, y los niños tras las cañas que caen del cielo. Lo de la cordá de carretillas de paradas en el paseo ya se perdió.

La vendimia
Tema durante un mes, hablamos de acidez, taninos, kilo-grado, enchufes, gandules, riñoneras, el barro, las nieblas, la lluvia, sinvergüenzas y bollos de mosto.

La escuela
¿Cuándo empieza la escuela?  Preguntan algunas madres a mediados de agosto.

El Pilar y Todos los Santos
Cazadores, perros ladrando y cartuchos que suenan  entre los majuelos y todavía algunos vendimiando para todos los santos.

La Constitución y La Inmaculada Concepción
La Constitución y La Inmaculada Concepción van juntas pero no revueltas.



AIRES DE MI ALDEA  -  87

Pueblos de invierno,
calima primaveral,
caldera helada,
de una casa en sombra,
cieno, aliento,
 frescura y olor,
fatal humedad.

Un botijo sudado,
 junto al gato,
custodiando.

Cocinilla silvestre,
de selecto aroma,
una alacena,
secreta; repleta,
un placer campestre.

Gélida habitación,
sábanas tiesas, madera;
ancha cuna,
carcoma;
espejo pañoso,
        calendario canoso.
Una bombilla solitaria
sobre un armario podrido,
ruidoso,
entre telarañas,
 asido al muro.

Cortinas estiradas,
colgadas…
Cortinajes filtrados
 por ese endeble ventano
de cartón piedra.

Comedor de silencio,
hogar que habla,
de sudores mal pagados,
 calor familiar,
corral de gallinas,
gorrinera y cabra.

Un gato maulla
al atardecer,
por qué;
pueblo sin vida,
camino de hierba,
polvo, goma,
cabeza sin loma.
Una gallina asoma
con su mandil,
escurridiza, saltarina,
torpe; temerosa;
descarada.

Kikirikí,
me dice un gallo
de acero,
monótono,
mañanero.
Jefe de tribu,
parásito marchoso.
¿Qué miras?  Chismoso.

Río ven,
siempre tú…
progresa;
te oigo pasar,
veo tu canto,
nos sientes vivir,
juez; sin relevo,
promesa,
fiel testimonio.







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