NOCHE DE MAYOS
A treinta del abril cumplido, una noche larga de dormir y despertar, con la ronda sonando de calle. Los mayos cantan a la madre, los pupilos esconden sus ansias por robarle horas a la cama y velar... y oír bandurrias, laúdes y panderetas. El sueño se apodera y les pesan los párpados, se llenan los ojos de arena y reclinan la cabeza en el hombro del abuelo, sobre la suave pelliza que habla de mañanas de niebla, azafrán y leña de carrasca. Deseosos de que no transcurra el tiempo, soñando con el calor de la franela y acurrucándose entre sueños, oyendo la melodía tunante.
Sebastián Tolosa Cernicharo.
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