Fin de etapa, 31 de agosto
Tras estos
ajetreados días…; de carrera y desenfreno, de sesiones de baile y
celebraciones, de encuentros y desencuentros, de actos religiosos, culturales y
paganos, del gozo de las buenas compañías
o del soporte al “pelma” de turno, de opíparas comidas entre amigos y
conocidos que rompen los esquemas más estrictos de cualquier régimen de
adelgazamiento o de cura de salud; entramos en la rutina, tan ansiada por unos
y tan denostada por otros.
Llega el
fresco del norte, y el solano queda para la gota fría. Se barre el parque y se
devuelve a los corrillos de niños y vecinos mondando pipas y comentando las
últimas efemérides sociales de la aldea con la almendra y la uva como tema
central. Se apagan de golpe los efímeros himnos coreados a pleno pulmón en las
fiestas de juventud a base de litrona, fruto de un Carpe Diem vivido casi
"a muerte". Vuelve la tranquilidad de las esquinas vacías y en penumbra, para
renacer y programar un nuevo ciclo, con la recarga de energía que cada cuerpo
admita según las circunstancias.
Sebastián Tolosa Cernicharo
El DEPREDADOR CAZADO
El rey de la selva, el simpático,
el dicharachero, el sabelotodo, el metomentodo, el bebedor, el trabajador incansable,
el mentiroso, el replicante, el canalla, el trotaconventos, el reivindicativo, el
empático, el indiscreto, el líder en definitiva, es ese individuo que está en
todas partes y en ninguna, el que se esconde para esperar la presa, el que porta
una idea en la cabeza y persiste hasta ponerla en práctica o estamparse.
Los depredadores de siempre siguen
igual, justificando sus expediciones cotidianas en antros de cazadores y
tertulias de campo, a base de chatos de vino y cacahuetes, disimulando el
colesterol e intentando demostrar que ello es necesario para la supervivencia
del negocio y a la vez dejando muestras
de los grandes avances en su sana vida. Los más caseros, pendientes de su trabajo
cotidiano, almacenando riquezas, deudas o
propiedades. Los intermedios, buscando ocio y alguien con quien pasear,
charlar… o tomar una caña o un café. Otros intentando sobrevivir y agarrándose
al “carpe diem” con más o menos
responsabilidad. Y el resto, una mezcla de lo anterior.
Los líderes se han hecho pasotas;
los que nunca han “pintado” nada, cogen las riendas; los amantes del deporte de
zaping de sofá, que en su vida no se han movido ni para freírse un huevo, ahora
corren maratones; los que eran uña y carne, ya no se pueden ni ver; los que se
reprochaban cosas, comparten apartamento en la playa… Nacen nuevas amistades dentro de esta
red y
surgen dependencias extrañas que sabe Dios donde acabarán. Pero ahí
estamos. Pero la tendencia es a recular cada uno hacia su “parcela” y a seguir
los hábitos como hasta ahora, a pesar de que evolucionamos y cambiamos en algo.
Es así de natural. Somos seres de costumbres.
Un abrazo SEBASTIÁN TOLOSA
CERNICHARO
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